martes, 6 de julio de 2010

La ley Abortada


“La ley pone fin a las exclusividades periodísticas, porque ahora los ciudadanos también tendrán acceso a la información pública, con transparencia y responsabilidad, sobre lo que sus gobernantes produzcan, administren o resguarden en el ejercicio del poder público que les delegó la ciudadanía”.

Edwin Castro


Por: Silvio Sirias Duarte


Quisiera que los problemas de acceso a la información en Nicaragua, fueran a consecuencia de falta de presupuesto, de la falta de capacitación, de falta de desarrollo y de la lentitud de la conexión a internet. Quisiera que fuese una cuestión solucionable, pero el problema está más allá de lo solucionable. Lo que falta es voluntad de transparencia del Estado de Nicaragua, de organismos no gubernamentales y de las oficinas de los partidos políticos.

Nicaragua marca menos de 10 puntos: en el mapeo de los sitios web del gobierno, no hay trámites en línea, el presupuesto que se gasta al hacer las compras gubernamentales no se reporta. No se sabe nada del listado de proveedores y lo más impactante es que los sueldos de los funcionarios no aparecen por ningún lado.

No se pueden realizar investigaciones eficientes y creíbles, cuando se ocultan datos que certifican los procedimientos de un gobierno. Con están medidas no es posible contrastar la información. Mientras esto pasa las estadísticas marcan a Nicaragua como uno de los países más pobres del mundo y más corruptos.

¿Qué hay detrás de esa información que se oculta, de esos documentos virtuales que deberían estar en la red, para que los interesados, población y comunicadores, fiscalicen el caminar de sus funcionarios públicos? La gente grita transparencia y gobernabilidad, pero nuestros funcionarios siguen haciendo de las suyas. Los periodistas quieren aclararse y aclarar a la población sobre las denuncias que el diario La Nación publicó, sobre la vida de magnate que se dan los hermanos Rivas Reyes en San José Costa Rica. Pero los contralores se oponen a entregar la declaración de probidad. Se amparan en la ley, que según ellos los faculta, para no entregar la información. Leyes que ellos mismos transforman para su bienestar. ¿A esto se le llamará integridad? Integridad es lo que les hace falta para que dejen de amparase unos con otros.

Las fuentes oficiales se han convertido en fuentes inexistentes porque no dicen la realidad. Buscar una fuente oficial es cosa de aventura y si se encuentran lo que transmiten es propaganda. Las fuentes oficiales se ven con reserva, uno nunca sabe si lo que dicen, es la verdad.

La Ley de Acceso a la Información no les interesa ni a liberales, ni a sandinistas, políticos que son parte de un mismo sistema que está podrido, el matrimonio no los deja ver lo importante que sería para el país la transparencia. Con estos políticos de baratija, al perro guardián de la sociedad le costará olfatear, marcar su territorio y encontrar esa información que saborear.

Pronto se acercarán las elecciones presidenciales y las cosas se empezaran a complicar. Conseguir información de los partidos políticos mayoritarios será una odisea. Pero será más difícil conseguir la información del partido de gobierno, que ha bloqueado a los periodistas de medios independientes, no se les da información. Han puesto una muralla difícil de pasar.

El Consejo de Comunicación y Ciudadanía, oficina oficialista que dirige la primera dama, es especialista es seleccionar a quién se le debe dar la información. Son pocos los funcionarios públicos que se atreven a dar entrevistas y a recibir a los medios independientes. Durante esta administración la ministra de salud fue destituida por salir en un espacio televisivo dando la bienvenida a los participantes latinoamericanos a la actividad del CONCASIDA. A la primera dama no le gustó había que pedirle permiso.

¿Y los derechos del receptor dónde quedan? Se entiende que los destinatarios son los protagonistas de la información, pero para la oficina de información de la presidencia no tiene ningún valor.

Para las próximas elecciones veremos mucha desinformación. Solo habrá cuestionamientos por parte de los medios que aparentemente son independientes, pero lo que necesita el receptor es escuchar las propuestas de boca de los candidatos. Eso no va a suceder.

Los grandes perdedores seremos una vez más los que necesitamos sacar conclusiones, escuchar ambos lados para tener una valoración que se acerque a la objetividad.
Hacer un buen periodismo político será difícil en este país que repite sus errores y los multiplica, y la ley de acceso a la información seguirá como inició, abortada.






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